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31 Mayo 2009

Espiritualidad

En la reunión hodierna del salón del Café Akira, tuve la oportunidad de visualizar dos vídeos de nuestra visita a los lugares históricos de Koguryo en China. Uno fue filmado por el Sr. Idaki Shin y el otro por un miembro del elenco, el Sr. Kishimoto. Todos estaban muy contentos y excitados por el bello paisaje. Este estado de felicidad unánime sin duda conducía a la realización de mi visión, el sueño del Monte Gojo. Agradecí a mi vida maravillosa. Debido a experiencias previas tenidas durante esta visita, llegué a realizar nuestros sueños. Mientras mi sueño se quedara en mero sueño, nunca llegaría a realizarse. Cuando el Sr. Idaki Shin dijo que escalaríamos el Monte Wandu, me había resistido fuertemente bajo la excusa de que no estaba preparada. Quería llegar hasta allí durante mi vida, pero no ahora, ya que la montaña tenía fama de ser áspera y difícil de escalar para una neófita. Pero en realidad no estuve sola. Sentí la presencia de los reyes Tomei y Kotai quienes me han apoyado siempre y no me encaré a ninguna dificultad en escalar y caminar allí todo el día. 
Esto fue lo que el Sr. Idaki Shin predijera por adelantado pasaría, sin embargo, aún así, no podía creerme que pudiera verdaderamente lograrlo. Cuando toqué las piedras de la pirámide de Koguryo, reconocí que la espiritualidad eterna había construido la dinastía y abierto una buena sociedad para todos y cada generación venidera. La base de la nación era efectivamente la espiritualidad eterna que condujo a la gente a un futuro. Cuando la gente lo ha olvidado su nación está perdida. Estaba resuelta a vivir con la espiritualidad eterna para realizar la paz global.