KEIKO KOMA net

29 Enero, 2020

En una mañana de sol cálido como la primavera en Tokio, vi la hermosa apariencia del Monte Fuji, pura y digna, brillante plata blanca en la luz brillante. Desde niña, he mirado la montaña a lo lejos todos los días. Me lleno de un sentido de gratitud, sintiendo cada vez que me ha apoyado en mi corazón, sin que yo lo sepa. En momentos de angustia y tristeza, siempre lo miré y sobreviví, sintiendo su presencia conmigo. Me conmovió profundamente descubrir que el Monte Fuji visto hoy mostró su belleza absolutamente clara sin nubes ni impurezas. Era como si mi corazón fuese limpiado con agua pura. Aprendí que ser una humana es vivir con el corazón de la máxima pureza y belleza.
Hacia el norte, aprendí de nuevo que un corazón más hermoso vive eternamente del hermoso y conmovedor paisaje de una luna nueva y estrellas en el cielo nocturno en la tierra de Tohoku. El cielo aquí es infinitamente claro y rebosa de transparencia. Una con las vidas de la naturaleza hermosa, viviré con una vida y un corazón hermosos. Muchas gracias.