KEIKO KOMA net

 

16 Julio, 2018

En el centro de Keiko Koma Skyrocket en Omotesando, Tokio, espero saludar la caligrafía del letrero "Koma" que está parado en el sótano. Allí, me encuentro con el primer rey de Koguryo, rey Tomei, en Mt. Gojo, la cuna del Reino. Me sorprende hoy en día que no pude verlo bien desde lejos como percibí primero la turbiedad de mi corazón, inmediatamente borrada adentro de mi yo. Aprendí que queda en el pasado lo que hizo clara la percepción del presente, el cierre del camino hacia el futuro. Cuando me concentré en vivir el presente, un viento de primavera comenzó a soplar, que soplaba en la primera ciudad del castillo construida en la plana por el rey Tomei. A principios de marzo de un año, cuando la nieve permanecía, pude poner un pie en la tierra por primera vez. Me encontré con joven Jumong (más adelante rey Tomei). Como personas amenazaban su vida, no había ninguna opción, pero aparte de su madre, de abandonar su tierra natal para construir una nueva nación en la suya propia. Cuando me di cuenta que Jumong sólo podía moverse hacia adelante, allanando el camino para el futuro, sin nunca mirar hacia atrás a los últimos, reconocí que vivir en el presente significa enfrentarse a la realidad para crear un camino para la supervivencia. Me di cuenta de que volver al pasado es vivir en un mundo ilusorio, hacia la muerte. Siento el terror de vivir en ese estado, y entendí cómo debo vivir de ahora en adelante. Percibí que compartiendo la profundidad del dolor que había experimentado Jumong pasaría a ser el principio de construir la nueva nación. Inmediatamente recordé el mensaje que escuché cuando el dolor me llenase, me desgarrase, cuando Líbano fue atacado por las fuerzas militares israelíes; el mensaje transmitido que aquellos que entienden la profunda tristeza tienen cosas que hacer. Reconocí que la construcción de una nación es tan importante que podría cambiar el mundo de todos los vivos. Siento fuertemente que tal nación no debe haber ido al traste, fui motivado a seguir trabajando para superar la crisis en Japón para abandonar el país a nuestros descendientes. Sintiendo que vivir así es de hecho una forma humana de vida, viven y trabajan para las generaciones futuras. Estaba agradecida por sentir el viento hermoso y refrescante de primavera que nunca dejó de soplar. Muchas gracias.