KEIKO KOMA net

 

15th May. 2017

En el camino de Mt. Hiei a Tokio las aves cantaban y en todas partes el Japón era rico en naturaleza. Me sentí relajada. Había soplado un viento de Etiopía. Me di cuenta de la unidad de la vida y nuestra expresión se difundió al resto del mundo. Había soplado un viento nostálgico con alegría. Ahora era el momento para construir un país nuevo. Sin darse cuenta de una paz global, la humanidad no sería capaz de vivir encima. Recé por la paz desde los tres años de edad. Ahora pasemos a expresar la verdad para transformar nuestro mundo. Ser Grande se ha manifestado. Ha llegado un mensaje. Nos vamos a dar cuenta de la naturaleza humana auténtica. Se expresará la verdad cada día para cambiar nuestro mundo.