2nd Aug. 2016
Me di cuenta de la llegada de una era nueva de la verdad que nos habría permitido manifestar el ser auténtico y potencial interno. Yo anhelaba venir esta era más que otra cosa. Circunstancias sociales eran muy difíciles con muchas limitaciones. Sin embargo, como viví veraz a mi deseo más profundo muchos fenómenos pasaron para comprobar la verdad. Estaba emergiendo un mundo nuevo, y un mundo viejo fue desapareciendo como una separación del cielo y la tierra. Yo expresaría mi corazón y me mantendría en crear un mundo nuevo de paz manifestando mi verdadero yo para el que mis antepasados y numerosos seres humanos habían orado desde su llegada en la antigüedad.
Como me quedé en Sendai una brisa y el aroma que sentí en el extranjero revivieron y hoy fui al evento de bazar celebrado en el aeropuerto de Sendai y recordé mi visita a Mongolia, donde la gente tenía una maravillosa sensibilidad humana con un orgullo común a las tradiciones asiáticas. Cuando llovía, inmediatamente alguien me pasaba un paraguas y cuando tuve un problema en una calle un transeúnte me ayudó y me guio de la mano. En el aeropuerto me colé en la puerta de salida porque perdí una tarjeta de salida y no tenía una moneda local para pagar la cuota y finalmente una persona que conocí durante mi estancia de repente apareció y propuso prestarme dinero sabiendo que no habría ninguna posibilidad de pagarlo de vuelta cuando le expliqué la situación. Me sentía como haber encontrado a Dios y juré premiarlo manifestando mi verdadero yo. Debido a él podría regresar a Japón. Los seres humanos eran de hecho interconectados de una forma u otra. Me conmovió el corazón y sinceramente deseaba crear una era humana verdaderamente buena.
En el aeropuerto de Sendai, sentí un viento de Mongolia como fletes internacionales iban a los países asiáticos, así que fui motivada a abrir un camino para unificar todos los pueblos asiáticos. Mi deseo más profundo debería realizarse en un futuro. Sentí un viento de aliento grande.
Había un tablero de muestra que mostraba el nivel del mar más alto en el momento del desastre grande del norte oriental de Japón. Mi vida estaba horrorizada ante las miserias y dificultades. Oré para reconstruir nuestro país con esperanza. Pensaba sobre qué hacer y juré crear un sendero para abrir un futuro maravilloso. Muchas gracias.