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4th Apr. 2016

En el camino de Mt. Hiei a Tokio, estuve observando flores de cerezo hermosas y pensé sobre mi vida; salieron frente a lago Biwako con una neblina a manifestar una escena muy bella y misteriosa. Me preguntaba si el cerezo sería compartido por los corazones de las personas en cualquier época humana. Mi corazón estaba emocionado al sentir la presencia de personas que vivieron en el pasado en esta tierra que estaban esperando para que nuestro concierto Leyendas de Koguryo Redescubiertas se celebrase el 15 de mayo. Para abrir un futuro hermoso se recompensaría a los corazones de las personas que vivieron en el pasado, presente y futuro como imaginé que los corazones de los japoneses fueran doblados con flores de cerezo.
Mientras tanto hace varios años en primavera, caí en un área de estacionamiento en la autopista de Hokuriku y sentí un aroma de mi madre con nostalgia grande y deseo de volver a verla. Lágrimas subieron todas a la vez. Entonces imaginaba a una madre japonesa que fuese a valorar a su hijo para arriba con un rostro sonriente brillante. La imagen de mi madre hermosa y vigorosa se duplicó. Aunque no pude ver, después de una ausencia larga pude sentir su ambiente y calidez incluso con mi propia piel. Me sentí agradecida con alegría a mi vida que estaba mojada con gotas de lágrimas sin fin.
También me di cuenta de que una sociedad que permitía una madre acariciar a su hijo cómodamente era buena y tranquilo. Me imaginaba un paisaje de luz de paz y sentía felicidad. Deseaba sinceramente desde el fondo de mi corazón que debiese realizarse su felicidad en nuestro mundo actual.
Hoy en día la belleza de las flores de cerezo floreciendo en la montaña movió mi corazón y espontáneamente oré sinceramente que todo el mundo viviese una vida vigorosa y feliz. Vistas de las montañas en la Prefectura de Yamanashi fueron seguidas por la respiración que sostuvo una mirada hermosa de Mt. Fuji ante mis ojos. Estaba llena de gratitud nacida de nacer en Japón. Recuerdo un momento feliz en mi niñez de haber venido aquí un día de verano con mi familia; el aroma y el ambiente en aquel momento fueron revividos. Hasta hoy siempre he orado por salud y felicidad para todas, mientras que incidentes desgraciados en el mundo eran dolorosos para mi vida, desesperadamente haría algo para abordarlos con la apertura de un futuro maravilloso. Oré, sinceramente, que un mundo verdaderamente pacífico que nunca sacrificaría vidas humanas se lograse tan pronto como fuese posible. Fui rumbo a esto cada día.