28th Mar. 2016
Puesto que a la edad de tres años sinceramente deseaba y oré por una paz global, debido al encuentro con el maestro Idaki Shin, descubrí mi camino para darme cuenta de esto y desde entonces hemos estado dedicándonos a ello. En este sentido he estado buscando un encuentro especial con alguien. Cuando organicé los conciertos de Idaki Shin en cada prefectura de Kyushu busqué una persona que aspirase a cambiar Japón por el resto del mundo. Sin embargo, una persona que tuviese un título elevado en nuestra sociedad lamentablemente simplemente fue manipulada por un grupo más grande de personas que fueron dominando un mundo real y no era proporcionada con un encuentro especial, aunque siempre sentí que si encuentro a alguien por casualidad cuando permanecía veraz a mi corazón más profundo siempre me animaría reconociendo la unicidad del alma humana. Así que seguí moviéndome por Japón y muchas partes del mundo. Imaginaba una luz de esperanza en la oscuridad que un encuentro del alma debe cambiar drásticamente nuestro mundo. Me abrazó la esperanza en el corazón y se movió hacia delante. Aún hoy en día muchas personas estaban todavía bajo el control de los demás y su vida fue aprovechada por sus intereses aunque esa forma de vida no duraría mucho tiempo. He venido celebrando los cursos de asesoramiento de Idaki con el fin de realizar realmente una vida autónoma y libre de cualquier influencia de control externo. Yo estaba orgullosa y me sentía agradecida de ser capaz de decirle a la gente que nuestros cursos eran únicos en el mundo en que los participantes se darían cuenta de su vigor verdadero y vida verdaderamente autónoma. Imaginaba que cuando los seres más humanos pasarían a ser autónomos, más rápida y drásticamente el mundo entero sería cambiado por otro verdaderamente tranquilo. Ahora que se purificó el espacio circundante y todo llegó a ser claramente visible, podríamos decir la realidad; incluso nuestro mundo invisible de las almas se manifestó. Estábamos viviendo en una era nueva donde nada podía ser escondido u oprimido artificialmente. La verdad brillaba brillantemente y nos animó a vivir. Muchas gracias.