KEIKO KOMA net

 

9th Mar. 2016

En la orilla del río cerca de mi casa en Tokio flores amarillas estaban en plena floración. Este fue un paisaje de luz muy nostálgico que me hizo sentir la tibieza de mi niñez en el corazón y dejé Tokio por Tohoku. Luego sentí la tibieza de Tohoku en el corazón con nostalgia. Remontaba para imaginar la tibieza a gente antigua con que nos juntamos y ayudaban unas a otras. Lo que no pude identificar qué era, era, sin embargo que estaba segura de que en cualquier época humana gente había apreciada la misma tibieza y unidad del corazón del pueblo de una compañera. Recordé mi oración desde la infancia que era la unidad de los corazones de personas que viven una vida feliz por ayudar unas a otras. Incluso ahora sinceramente deseaba que todo el mundo viviese una vida vigorosa conectada a un mundo de las almas eternamente brillante para darse cuenta del verdadero significado de su vida. Para mi felicidad me encontré con maestro Idaki Shin quien me liberó de destinos negativos innatos heredados de mis antepasados. Debido a él me di cuenta de mi verdadero yo, una auténtica naturaleza humana y una nueva forma de vida veraz a mis deseos más profundos. La riqueza de mi vida estaba por encima de cualquier descripción en palabras. Cada día que me conmovía en el corazón pude profundizar en el significado de por qué nací. Esto fue muy importante para cualquier persona como una podría darse cuenta de la verdad con la vida propia. Sinceramente deseaba que todo el mundo diese cuenta de la misma y crease conjuntamente una sociedad buena. En este sentido he sido quien especulase sobre una manera de decirle a la gente en todo el mundo algo acerca de esto y sin demora he estado poniendo en práctica algo que surgió en mi mente. Porque amo Idaki Shin había investigado plenamente la naturaleza humana, él podía realizar esto solo por participar en su concierto. Me di cuenta de un amor auténtico que debe llevarme a ser motivada a compartir su concierto con gente de todo el mundo. Naturalmente quienes experimentaron el amor se ayudarán mutuamente. No podía imaginar cómo una ser humana podría dañar o matar a otras. Aquellas que cometen esto en una sociedad moderna no son todas humanas y totalmente han perdido mi amor. Ahora a mi gratitud todos los días he sido quien le decía a la gente en todo el mundo algo sobre la naturaleza humana que siempre expresar amor.
Como manejé desde Tokio a Tohoku, sentí que la sensibilidad interior y la tibieza del corazón de las personas deben realizarse en circunstancias externas. Los terrenos situados a cuarenta grados de latitud norte comparten el mismo clima que el sitio histórico de Koguryo donde había también mucho frío. Imaginaba a la gente de Koguryo como la antigua para vivir en un clima severo y una tierra me enseñó que se ayudaban unas a otras en la tibieza de un corazón. Una memoria inscrita en el fondo de mi corazón me enseñó que bajo cualquier situación de este la tibieza debe ser el mayor estímulo para vivir la gente encima. Muchas gracias.