KEIKO KOMA net

 

13th Feb. 2016

Bajo el sol hermoso y soplada por un viento agradable reconocí que ahora nos encontrásemos en la atmósfera de principios de la primavera y los colores con las flores de ciruelo en flor blanca y roja. Me hicieron recordar a mi madre que estaba muerta cuando se aproximaba su cumpleaños junto con flores de ciruelo. En mi niñez solíamos vernos todas juntas. Incluso en un día de invierno frío mi corazón se convirtió en iluminado con una luz cuando descubrí un capullo de una flor de ciruelo. Era como una luz de esperanza en la oscuridad que me dijo algo sobre la llegada de la primavera en un futuro cercano. Agradezco altamente su nombre japonés tradicional "Harutsuge" ya que esto significa una flor que le dijo algo a alguien acerca de la llegada de la primavera. Ahora una temporada de primavera iba a venir toda a la vez. Conduje a través de las calles cerca de mi casa que yo conocía desde la infancia y tuve un pensamiento sobre el significado de mi vida. Al haber encontrado a maestro Idaki Shin destinos negativos en mi vida fueron destruidos realizando una nueva forma de vida veraz a mi corazón más profundo que se manifestó a mi verdadero yo y desde entonces treinta y cinco años habían pasado que ya fueron más que mi vida antes del encuentro. Por lo tanto tomé esta nueva forma de vida como concedida, sin embargo una mayoría de personas no era consciente de ello, ni imaginaba lo que era. Me llené de alegría y gratitud como nada era más precioso y rico que el darme cuenta de mi verdadero ser y mi naturaleza humana más esencial. Deseaba que todas en tierra fuesen despertadas a esta tan pronto como fuese posible y para ello mantendría en promoción nuestras actividades y liberaría a muchas personas de cargas innatas y dolores. Sentí que nuestra época era exigente para darnos cuenta de ello como una solución drástica a cualquier cuestión. También imaginaba que debía concentrarme a mi misma en reconstruir Japón como las japonesas habían perdido un alma y nos estábamos enfrentando a una crisis. Tras el desastre grandes de Tohoku con la excepción de haber celebrado nuestro concierto en la India dos veces dentro de dos años, nos habíamos llevado bien en muchas actividades de caridad y otras en Japón mientras que antes de eso teníamos más proyectos en el extranjero. No pude sentir ganas de dejar Japón, pues recibí un mensaje para crear un futuro maravilloso para Japón por la alimentación de la espiritualidad alta japonesa como asunto de primera prioridad. Sentí que nos debiésemos mantener en crear muchas oportunidades de aprender una cosa más importante: cómo ser humana. El sentimiento personal y una escala de evaluación no nos servirían para realizar una paz mundial ni permitirían que nadie viviese una vida feliz. Me di cuenta que crear un país bueno era que la gente fuese verdaderamente humana. Reconozco lo más profundo de mi corazón todos los días, lo expresaré y me sintonizaré a mí misma para vivir una vida humana auténtica. Muchas gracias.