KEIKO KOMA net

 

26th Dec. 2015

Rayos de sol fueron vistos hacia y desde el invierno. Amamantaron mi vida. Me sentí agradecida de estar viva de pie frente a nuestra casa asadora bajo los árboles. El humo del café tostado por maestro Idaki Shin era un signo de esperanza para un futuro maravilloso. Con alegría lo respiraba. El aire era fresco en una montaña que se mezclaba con el aroma del café y abrí ampliamente mi aliento. Me di cuenta de que nuestro café puenteaba Japón y África y también sirve para crear un glorioso futuro construido en Japón. El café era una bebida especial con efectos médicos y me sentí como un regalo de Dios, mientras que el maestro Idaki Shin podía manifestar sus medicamentos potenciales al máximo asándoselos por sí mismo. El café parecía muy feliz. Debido a él mi vida fue recibida totalmente y llegó a ser liberada de influencias negativas heredadas de mis antepasados. Me permitió descubrir mi verdadero yo. Todo ser viviente podría manifestar plenamente su potencial debido a su capacidad para recibir el estado de vida tal como lo fue. Una podría nutrir la sensibilidad interna de la vida y detectar dolores para mejorar la forma de vida, sin dejar de mencionar que cuando una estaba haciéndolo bien se podría lograr más. Me sentía agradecida a este mecanismo y al café como un regalo de Dios. Lo apreciaría con cuidado cuando me sirviese una taza de café y desease que todo el mundo pudiese vivir una vida verdaderamente feliz por recibirlo. Estaba agradecida a este camino de un futuro maravilloso. Muchas gracias.