KEIKO KOMA net

 

7th Aug. 2015

Bahía de Tsuruga

Olas del mar silencioso
Superficie bajo el sol brillante.
La tristeza del mar
Será transformada en un espejo de esperanza para un futuro.

Me enseñaron junto al mar que la forma de vida de una persona podría influir mucho sobre el resto del mundo. Me convertí en vigorosa. Pasé por la autopista de Hokuriku y mi corazón fue conmovido grandemente y surtí lágrimas. El mar ante mis ojos me hizo añorar un mundo más allá del mar con nostalgia. Una inscripción de piedra que escribió Bahía de Tsuruga entró en mis ojos y se inscribió dentro de mi corazón. Escribió sobre las puertas del antiguo pueblo que llegó a Japón desde el extranjero. Creía que mucha gente de Koguryo desembarcase aquí y la reacción de mi corazón manifestaba esto.
Había recordado haber celebrado el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas en Fukui y narré un poema acerca de la bahía de Tsuruga. Mi corazón temblaba y estalló en lágrimas que se hicieron eco de numerosas almas de personas que habían esperado la llegada de este momento glorioso. Me di cuenta de que la historia estaba cambiando en una nueva, ahora que nos dirigíamos para el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas en Fukui en la 29 de septiembre y estaba esperando a la creación de otro poema de almas de gente sobre Tsuruga. Cuando expresé un poema, el corazón de las personas llegó a ser resucitado. Por otra parte maestro Idaki Shin podría improvisar tocar música toda a la vez completamente para recibir el estado de vida de las personas, resucitar las almas de las personas y despertar las almas de las personas. Ella fue la forma de reconstruir Japón. Expresé un camino histórico y visitaría Toyama y Otsu para celebrar el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas. Me enseñaron en el Santuario de Sarutahiko que la verdad oculta se manifestaría. La verdad es la fuente de energía para vivir y para crear un futuro maravilloso. Nuestro concierto manifestará la verdad y ofrecerá salvación a muchas almas de personas. Mi alma tembló de gran gratitud.