KEIKO KOMA net

 

13th Mar. 2014

En la ribera

Mientras me quedé en Morioka cada día observé el río junto a mi piso, así que cuando me marché desde allí a Tokio hice regla de decir adiós a los ríos atravesando la ciudad que fueron Kitakami, Shizukuishi y Nakatsugawa. Dudé dentro de mi cerebro porqué mi alma temblase sólo con observar la superficie acuática. Sentí un romanticismo grande en tiempos antiguos y me sentí como si cantase una canción de tristeza de romance imposible que sentí dentro de mi corazón, pero aún no lista para ser expresada. La encarecí y anticipé el tiempo cuando deviniese capaz de expresarla como canción, y realizar yo solita la razón por la cual mi alma deviniese grandemente conmovida ante la vista fluvial. Siempre sentí una esperanza de verlos de nuevo al dejar Morioka con una mente entristecida y saludando el fluvizaje para decir adiós. Hasta ese tiempo me movería hacia delante. Sentí la presencia de almas de mis ancestros dentro de mi vida. Esta tierra fue situada en la misma altura que la tierra de Koguryo y estuvo en cuarenta grados de latitud norte. Árboles y el flujo fluvial parecieron muy similares así que imaginé la vida de gente Kogureña en la superficie acuática.
Parándome junto a un río sentí que nuestra vida fuese grandemente abierta desde ahora en adelante, mientras tristezas históricas hayan estado con nosotras. Sentí un aroma del futuro y me encabezaría hacia la dirección que fue designada por el aroma y el viento dentro de mi vida.