KEIKO KOMA net

11 Nov 2009


En Tokyo

Enfrió ya que estábamos en invierno temprano. Ya sea en Kyoto o en Tokyo he estado pensando siempre en lo que podía hacer para abrir un mundo pacífico. Nutriendo las mentes ajenas podíamos crear un espacio vigoroso para el futuro de la humanidad. Guiada por las almas de mis ancestros, la espiritualidad eterna de Koguryo seguramente sería manifiesta en Yasaka, abrazada por el espacio de Idaki, y seguramente contribuiría a la construcción de una paz global. El Sr. Idaki Shin había creado una taza de cerámica para café y cuando bebí agua de ella mi vida fue llenada de luz gentil que parecía originar de un ser grande. Recordé una taza misteriosa de agua que me fue servida por el sumo pontífice en el santuario más viejo de Japón. Ambas tenían el mismo sabor y energía potente. Me regocijé por poder servir café especial desde las tazas manufacturadas por el Sr. Idaki Shin ya que la gente devendría vigorosa y realizaría la unicidad de las vidas de cada cual, tal como una experimentaría participando en su concierto.