KEIKO KOMA net

8 Nov 2009

El primero de noviembre

Hoy fue el aniversario de la muerte de mi padre, y fue un día memorial inolvidable para mí especialmente porque pude encontrar al sumo pontífice del santuario de Oogami en Nara. Aunque llovía fuertemente vi a un número enorme de gente llegando a saludar al santuario ya que era primero de mes, domingo, y un día fausto según el calendario japonés tradicional. Antes de la reunión también fui a saludarlo e imaginé que un ser humano debiera vivir una vida verdadera veraz a las leyes de la naturaleza y recuperar la idea del agradecimiento como emoción innata cuando una reconociera una rotación de la naturaleza. En realidad en la reunión cada cual nos dio la bienvenida desde el fondo del corazón y cuido mucho de nosotros. Todo fue perfecto y reconocí el sentido del agradecimiento. Sabiendo que hoy era el aniversario de la muerte de mi padre, el sumo pontífice había organizado una ceremonia especial y oración. Sentí que mi padre estuviera saludándole junto conmigo. Por la tarde celebré un acontecimiento conferenciante en Kyoto titulado ‘una noche para la reconstrucción de una nación’. Mucha gente vino desde varias partes de Japón para compartir esta oportunidad especial de conmemorar a mi padre. Fui profundamente tocada por sus corazones y tuve que retener lágrimas rezumando por mis ojos muchas veces durante el acontecimiento. El Sr. Idaki Shin también participó en el acontecimiento. Él condujo mi coche nuevo a Kyoto todo el camino desde Tokyo para entregármelo. El área circundante y la tierra de Kyoto parecían ser purificadas por él y reconocí que hoy conmemorábamos un comienzo nuevo. Estaba segura que desde mañana habría muchos acontecimientos positivos. Mientras he sido provista de incidentes tanto maravillosos como dolorosos, estaba segura que nuestro futuro ha sido creado por gente que seguiría fiel a la naturaleza humana. Siempre he sido animada por muchos encuentros para seguir pavimentando un camino hacia la paz global. Reconocí las almas de mucha gente del pasado que había dedicado su vida para abrir un futuro para generaciones venideras. Fui extremamente agradecida de poder vivir una vida humana auténtica unificada con el mundo de las almas ya que reconocí que junto conmigo mi padre también expresaba su agradecimiento sumo a cada cual con quien nos topáramos hoy.