17 Sept 2012
Bajo el cielo de Tohoku
En una casa vieja de uno de los miembros de mi séquito hoy me entretuve haciendo obras de papel mientras una brisa placentera estaba merodeando que me hizo recordar un viento y una fragancia de mi niñez cuando abrazara una esperanza grande para el futuro. Bajo el cielo grande árboles y arbustos parecían brillantes y estaban brillando en azul. Mientras he estado muy preocupada por la situación en Medio Oriente, recé por la paz en Japón para que mi oración alcanzase esa zona. En mi camino, vi el río Kitakami y el monte Iwate que estuvo detrás de él y pareció un dios. Reconocí que estuviésemos viviendo en una era divina. Cada noche miraba hacia arriba el cielo nocturno para sintonizarme con un mundo infinito más allá del cielo y procuraba sentir lo que fuese a ocurrir en Medio Oriente y el resto del mundo. Esperé la provisión dada por Ser Grande y su mensaje, para poder ponerlo en un poema y difundirlo globalmente. Hoy para mi alegría grande el Prof. Ghazi me mandó un mensaje desde Líbano que me hizo derramar lágrimas. Me juré que crearía un mundo nuevo y cambiaría la historia humana triste.
En la oscuridad nocturna
Insectos expresaban su vida.
El ruido de vientos me dijo que para el alba
Cada cosa devendría clara.
Todos los antifaces serían retomados.
Cada persona manifestaría su naturaleza propia.
Ahora Ser Grande debería ser manifiesto en tierra.
Para acoger una era divina.
Aquellas que dañasen la vida humana
Se destruirían a si mismas.
Mientras cada vida humana abrazase una luz santa
Con un alma brillante y eternamente brillante,
Nada dañaría la vida humana.
Nuestra vida nunca sería destruida por una fuerza externa.
Cada cosa devendría clara.
Tristeza pasada se fue.
Un capullo nuevo de vida debería ser expresado
Y encarecido para hacer fruta y crear un mundo nuevo de luz.
Quienes se esmerasen para esto
Vivirían de ello y abrirían un futuro para la humanidad.