KEIKO KOMA net

20 Oct 2009

En Kyoto

He narrado muchas veces un poema acerca del episodio de mi padre cuando había decidido visitar Kyoto sola. Quedándome en Kyoto, recordé que era la misma estación que ahora y las flores de Kinmokusei estaban en plena eclosión con una fragancia bella. Recordé también cómo solía tener una vida dolorosa antes de encontrar al Sr. Idaki Shin. Mi vida actual parecía más que un sueño ya que podía realizar globalmente todos mis deseos más profundos. Estaba en el quicio de la muerte cuando me topé con el Sr. Idaki Shin y un médico estimó que yo moriría dentro de dos meses. Así que mi dolor en esa época fue realmente mortífero. Aunque podía imaginar un mundo invisible y el destino de otros desde la niñez, la gente alrededor de mí no comprendía esta naturaleza de vida, que era la causa de mis dolores. Tan pronto como encontré al Sr. Idaki Shin él me comprendió plenamente incluso sin intercambiar palabras. Fue una experiencia maravillosa que me pasó por primera vez en mi vida. Recuperé el vigor para seguir viviendo mientras descubría una luz de esperanza. Realicé mediante mi experiencia propia de encontrarlo el sendero para construir una sociedad humana buena que permitiría a los niños por todo el mundo manifestar la naturaleza propia y seguir viviendo. Así fue que comencé lo que llamé las actividades de Idaki. La sociedad moderna ha estado oprimiendo a los niños y la gente con sensibilidades excelentes mientras admitían en sus propias vidas energías negativas de este mundo artificial. Luego una sociedad construida bajo el sacrificio de las vidas de numerosa gente no era una sociedad humana. Yo estaba resuelta a abrir un mundo nuevo y comencé a organizar los conciertos de Idaki Shin y los cursos de asesoramiento de Idaki Shin. Reconocí también que cuando el interior propio deviniese brillante, la energía positiva propia se difundiría seguramente por todo el mundo. Nuestras actividades eran efectivamente una esperanza grande para el futuro de la humanidad.