KEIKO KOMA net

12 Oct 2009

En Nara

Llovía y conduje desde Kyoto a Nara para inspeccionar mi próxima exposición en el museo de Nara situado en el 5º piso del edificio Itoyokadou situado ante la ruina del palacio de Heijou. Cuando tomé el ascensor pude ver una vista panorámica de la ruina bajo reconstrucción y fui tocada por el mismo viento fresco que en los lugares históricos de China. Sentí que he llegado en casa de mi ancestro tras 1300 años de lapso de tiempo en la historia. Mi alma titubeó al haber reconocido el mundo de almas que me condujo a organizar aquí el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas. De noche dicté una conferencia en Nara por primera vez en mi vida y reconocí muchos significados históricos que me habían conducido hasta aquí. A lo primero, fui plomiza con energías pesadas oscuras y mi voz fue indistinta. Sin embargo, mientras profundizaba en la explicación de nuestras actividades, imaginé que algo grande hubiese dado la vuelta a la situación en el mundo invisible de las almas. Luego reconocí la oportunidad apropiada para hablar acerca de la construcción de una nación nueva y mi visión de ayer que era marca simbólica de una nueva dinastía luciendo en luz azul. Leí un mensaje que había recibido algún tiempo antes en las ruinas de la ciudad de Heijou que en la antigüedad la gente hubiera construido una dinastía nueva en un lugar especial bendito de luz celestial, y ahora la luz celestial brillara brillantemente en el corazón de cada cual animando a cada humano a crear un mundo ideal. Como una luz maravillosa había empezado a prender fuego al corazón de la gente desde el mundo tres etapas antes de la gran explosión, cada cual podría realizar vasta riqueza en el interior propio y comenzar naturalmente la creación de una sociedad nueva que permitiría a cada cual vivir una vida feliz. Cuando el interior de una persona sería llenada de amor circunstancias externas también serían llenadas de amor. Así es cómo podríamos construir una nación ideal nueva. Un mundo de amor soñado por gente antigua me ha guiado a reconocerlo tras un largo lapso de tiempo. Agradecí las influencias magníficas de seres grandes.