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10 Junio 2012

 El salón de proyección del vídeo de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas

Volví a Tokio y hoy celebré una reunión de salón en el Café Akira Roppongi y proyecté un vídeo del concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas celebrado el 12 de mayo. Nuestro espacio estaba equipado con el sistema sonoro a medida y su sonido fue mejor que el de cualquier otro espacio alquilado. Así que vino mucha gente a apreciar su mejor sonido y en realidad invitó vientos especiales de Koguryo que había experimentado por primera vez en mi vida en el año 1998 cuando visitara sitios históricos de Koguryo. Mi vida devino extremamente vigorosa. Eso lo consideré como uno de los momentos mejores de mi vida. Recordé haber llevado yo sola una maleta grande roja en la estación central de Beijing en el año 1998 y fui muy excitada cardíacamente. Un miembro de mi elenco quien viajara conmigo en China en ese tiempo me dijo que pareciese extremamente alegre en la mañana en el restaurante del tren aunque el desayuno fuese muy simple, mientras cuatro Chinos que se sentaron junto a nosotras degustaron mucho la pitanza, y parecieron muy felices. Recordé la escena con alegría. Sin embargo, generalmente en un restaurante en Japón, desde la niñez, más a menudo que no, llegué a sentir la vanidad y cuita mientras japoneses no respetasen la naturaleza santa de la pitanza y estuviesen sólo comiéndola como una alimaña. En Tanzania vi animales salvajes comiendo otros animales de la misma manera. Esto me hizo muy triste, mucho más que un efecto negativo que tuviera de tomar una medicina fuerte contra la malaria. Luego la escena del desayuno y la visión luminosa que imaginara en el tren desde Beijing a sitios históricos de Koguryo me impresionó mucho. Tanto que una persona quedase como ser humana pobre o rica no importaba nada, y todo lo que contaba era felicidad cardiaca y degustación vital con amigas, mientras comer pitanza como alimañas fuese muy miserable y cosa triste. Consideré tal persona como verdaderamente pobre cardíacamente. Cuando la gente se lo pasaba bien con las demás el espacio circundante devenía brillantemente brillante. También recordé cuando visitara el pueblo de Gode en Etiopía donde una sequía fuerte había golpeado. El hospital de Gode no tenía una cama, sin embargo los ojos de niños allí estaban brillando brillantemente. Nunca había visto caras tan lindas sonrientes con niñas japonesas, aunque Japón fuese abundante en tales haberes. Repensé un significado de pobreza y la riqueza vital. Creí que una vida unificada con Ser Grande fuese una verdaderamente feliz bajo cualesquiera circunstancias difíciles. La proyección hodierna en el Café Akira me hizo realizar una felicidad auténtica. Muchas gracias.