24 Apr. 2012
Vida
Flores de cerezo están en plena eclosión en Tokio y mientras conducía bajo cerezos pensé en mi vida. Recordé que cuando mi madre aun viviera fuera milagrosamente curada y regresase a la vida tras una situación muy seria y junta con ella y por alivio y alegría grandes observamos flores de cerezo. Nunca olvidaría ese momento feliz en mi vida. Un año por fin feneció, sin embargo la rotación de las estaciones nunca paró y flores de cerezo el año próximo parecían nutrir en mi corazón la tristeza de experimentar una primavera sin mi madre y fueron efectivamente bellas. Las flores de cerezo de este año fueron lindas y elegantes. Se dirigieron a mí con una cara algo solitaria que juntas nos encaminaríamos hacia un futuro glorioso con esperanza mientras ellas también hubieran experimentado el desastre del año pasado de Japón Oriental. Sin embargo, flores eclosionando en un mundo muy allá del universo manifestaron una belleza eterna. Si mirásemos nuestro mundo fácilmente seríamos asombrados por tristeza, sin embargo flores de cerezo me enseñaron que un mundo eterno deviniese ampliamente abierto y cada vida estuviese brillando brillantemente. Desde la niñez solía pensar en el significado de mi vida y los cursos hodiernos de asesoramiento de Idaki Shin celebrados en Tokio me hicieron reconocer desde el nadir hasta el cenit de mi vida el significado de nuestra era y la alegría de vivir una vida nueva que sería posicionada en el centro de la historia para crear un mundo humano futuro y una historia nueva. Yo podría seguir viviendo de esta manera y como siempre devine motivada desde el pozo de mi corazón a contar esto a gente en todo el mundo. La luz primordial de la génesis que fuera expresada por primera vez en la historia en el concierto de Idaki Shin celebrado en Kyoto el 30 de marzo permitiría a cada cual en tierra manifestar la luz verdadera propia vital. El sueño más encarecido de la humanidad durante nuestra historia fue realizar la verdad con la vida de cada persona y crear una era de verdad. Reconocí ser acompañada por numerosas almas gentilicias que vivieran una vida veraz a la verdad y estuviesen muy contentas.