4 Mar. 2012
Carta desde la nieve
Mientras abría la ventana de mi cuarto por la mañana cada sitio estaba cubierto con nieve y nevadas bajaban desde el cielo. Sentí la tibieza cardiaca de gente en una tierra cerrada. Mi vida devino vigorosa y alegre. La nieve estuvo brillando brillantemente bajo rayos solares matutinos que parecían decirme que cuando la gente se reuniese, el poder de cada persona devendría drásticamente unificado para cambiar cualquier situación difícil para mejor. Esta mañana celebré una reunión titulada ‘Katarukai’, un circulo de charla, y probamos pasta nuevas hechas a mano por el Sr. Idaki Shin. El las hizo desde una variedad de ingredientes para conseguir un sabor especial y mientras tomaba una me sentí como si tuviese una bola dulce de luz. Fui conmovida por la tibieza del corazón gentilicio y el amor. Debido a sus pastas únicas especiales la reunión hodierna devino una muy especial, y fui muy agradecida a mi vida, siendo provista de una oportunidad de expresar mis deseos más profundos a gente por todo el mundo mientras supiese que seres humanos fuesen interconectados los unos con los otros en la profundidad cardiaca propia. Para mi gran asombro en realidad lo que expresé en una de mis reuniones siempre hizo acontecer un encuentro nuevo algo después. Especialmente a menudo realicé esto en ultramar y como si alguien hubiese escuchado mi cuento muchas cosas maravillosas habían sido preordenadas de manera positiva. Reconocí que cuando nuestro interior permaneciese muy rico pudiésemos convivir transcendiendo cualquier distancia en el espacio. Así que doquier que estuviese en tierra podía influir positivamente sobre el resto del mundo. La carta desde la nieva hodierna me dijo que la tierra cerrada hubiese comenzado a abrirse. Y los cursos hodiernos de asesoramiento de Idaki estuvieron llenos de una atmósfera de hace veintinueve años cuando hubiese comenzado los cursos por primera vez. Realicé un comienzo nuevo. Recordé también que hace treinta y un años el Sr. Idaki Shin dijera que un ser humano pudiese vivir una vida brillantemente brillante cuando más envejeciese. Esto sonaba a sueño pero ha resultado ser cierto con mi vida propia. Continuaría a vivir una vida alegre veraz a los cursos de asesoramiento de Idaki. Fui muy conmovida. Muchas gracias por una noche maravillosa y la vida en Tohoku.