KEIKO KOMA net

23 Oct. 2011

El tiempo vive

 

He estado especulando acerca de la razón por la cual viviese, y qué haría. Cuestioné si fuera a hacer una cosa recta en vista de esto. Me sentí verdadera y vivamente viva mientras me apuntaba para realizar una paz global. Ante el desastre nororiental japonés, imaginé una visión luminosa de paz. Hace dieciséis años, fui golpeada por el terremoto de Hanshin Grande y reconocí que pudiésemos seguir viviendo sin una casa y oficina y devendríamos felices si sólo nos soportásemos y ayudásemos unas a otras. En la galería del Café de Koma que yo construyera bajo la torre de Yasaka en Kyoto, celebré reuniones mensuales tituladas una noche de poema vitalicio. Mientras deseaba devenir poeta desde la niñez, siempre disfruté de la reunión que fue asistida por mis colegas íntimas con quienes compartí el mismo corazón. Además cada cual fue muy feliz con café Andrómeda exquisito y dulces especiales manufacturados y servidos por el Sr. Idaki Shin. Este fue un momento supremo que nos hizo realizar la fuente de energía surgiendo desde el poso de nuestro corazón para que siguiésemos vivas pasase lo que pasase dentro de nuestra vida mientras viviésemos en Japón que fuera perpetuada con desastres naturales. Asimismo gente por todo el mundo se juntaría, compartiría su corazón, reconocería el significado de la vida humana, y realizaría la alegría de estar viva. Esta fue una visión luminosa de un mundo verdaderamente pacífico. Cada persona era el ser precioso que crearía una paz global. Ahora yo estaba plenamente refrescada y avanzaría para hacer un movimiento nuevo. Mientras había comenzado a celebrar el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas deseando compartir mis experiencias maravillosas con gente por todo el mundo, este mes fui provista con la oportunidad especial guiada por Ser Grande de celebrar esto en diversos lugares de Japón que tuviese conexiones históricas profundas con mis ancestros. Recé por el futuro glorioso de Japón ante los conciertos venideros. Seguiría veraz a la verdad y haría mi mejor para conducir nuestros conciertos a un éxito grande. Deseaba que mucha gente viniese a participar en mis conciertos y realizase el momento de encuentro con el sí propio verdadero. Recordé que hace treinta y un años se me dijo morir en dos meses y mi vida fue salvada sólo cuando realicé esto. Mi vida verdadera había comenzado cuando devine despertada a la verdad. Esto sería útil para cada cual en tierra y además el sendero para realizar una paz auténtica en todo el mundo. Luego mi concierto era idéntico a mi vida. Aunque narrase poemas en japonés, espectadores extranjeros quienes no comprendiesen japonés fueron también muy conmovidos al oír mi narración. Esta fue una esperanza grande de la cual vivir. Como dije en muchas ocasiones, un periódico libanés escribió acerca de esto como titular noticiero. Además vivamente recordé en mi corazón los ojos bellamente brillantes de un niño búlgaro joven quien viniera a saludarme tras el espectáculo. Imaginé una luz de esperanza grande; tanto que estos ojos bellos brillasen en tierra el futuro de la humanidad sería glorioso y pacífico. Cada cual quien presenciara ese momento conmigo reconoció que sus ojos expresasen el encuentro precioso con la verdad. Con la finalidad de seguir vivas, yo estaba segura que cada una de nosotras debiese dedicarnos mediante la expresión de la verdad para abrir una sociedad buena que nunca borrase sus ojos bellamente brillantes.