KEIKO KOMA net

10 Aug. 2011

El día después del concierto

 

El concierto de Idaki Shin celebrado en Kyoto me hizo encontrar al dios del universo y hoy en Kyoto el sonido de un trueno estaba resonando al cielo y tiempo revuelto parecía hablarme de los arrepentimientos de numerosas almas de gente muerta sin realizar sus deseos más profundos. Repensé incluso más seriamente que de costumbre lo que debiera hacer mientras siguiese viva y fui a saludar a la torre de Yasaka en mi camino hacia el Café de la galería de Koma en Yasaka. Mientras cerraba los ojos delante de la torre, imaginé un mundo nuevo y almas de gente estaban despertando, desvelando la verdad oculta subterráneamente, y ascendiendo hacia arriba, mientras energías oscuras que habían cubierto la tierra también eran manifiestas. Nada podía ser escondido más tiempo. Reconocí que estuviésemos viviendo en la era humana más maravillosa para quienes despertasen a la verdad. Energía ascendente estaba junta con nosotras y eso haría todo posible. En esta era nuevamente manifiesta, la gente no necesariamente moriría a medias. Derramé lágrimas de gran agradecimiento. Mientras tanto, hoy era el aniversario de la muerte de mi madre y algunos de mi elenco voluntario siempre me presentaban un ramo de flores. Su ceremonia mortal había caído el día de mi conferencia y en esa ocasión yo había creado un poema que leía que yo estuviese plenamente determinada a crear una era nueva que permitiese a cada cual quien viviese en el pasado, y estuviese viviendo en el presente y el futuro, vivir una vida significativa. Desde entonces este pasaje siempre ha seguido en mi corazón. Así que hoy también pensé acerca de cómo nutrir almas de gente muerta sin lograr sus deseos más profundos. La repetición de la historia en el pasado nunca realizaría una sociedad verdaderamente buena que permitiese a cada cual vivir una vida feliz. Ahora que estábamos liberadas de cargas originadas de la historia pasada y comenzábamos a recibir luz proveniente de nuestro futuro glorioso, podíamos abrazar nuestro futuro dentro de nuestra vida ahora y aquí. Mi vida atestiguó la transición histórica y la apertura de una era nueva que permitiría a cada persona vivir una vida verdaderamente feliz y humana. En un mundo invisible de almas esto era patente. Antes de mucho esto sería manifiesto en nuestro mundo real. Me alegraba que pudiese tomar la iniciativa para crear una era nueva y vigorosamente me dirigiría hacia mañana.