31 May 2011
Montañas bellas
Amé mayo desde la niñez ya que estaba lleno del vigor de la vida en la naturaleza. Este año en su comienzo, fui a Morioka y la ciudad de Mikayo, en la zona golpeada por el tsunami, y en un campo de refugiados serví café a gente. El paisaje de camino desde Morioka a Miyako parecía el terruño de Koguryo y me dejó muy impresionada. Fui llenada con energía proveniente desde vidas neonatas y totalmente refrescada. Reconocí que la vida humana pudiese ser renovada en cualquier tiempo de esa manera. Me senté junto al río Kitakami y pensé en mi vida cuando la luz solar brillantemente brillante del río bendijo mi vida. Fui llenada con alegría de cabo a rabo. Capullos nuevos de árboles también estaban brillando brillantemente. Las flores de cerezo en montañas manifestaban una belleza eterna que estaba más allá de la frontera entre este mundo y el otro. Nunca olvidaría este paisaje. Compartí las caras de la naturaleza en Tohoku, y continué mi camino a Tokyo, Yamanashi, Nagano, Gifu, Shiga, Kyoto, Osaka, Hyougo, Okayama, Hiroshima, Yamaguchi y Fukuoka. En mi camino atravesando todo Japón fui tocada en un lugar por lotos lindos y flor de glicina y en el otro golpeada por una tormenta pesada. Cielo morado y montañas me hicieron recordar mi vida antes de encontrar al Sr. Idaki Shin. Solía merodear por muchos lugares y montañas buscando una respuesta a mis preguntas fundamentales acerca del significado de mi vida. De camino desde Kyoto a Kanazawa por Fukui hubo montañas y vientos que parecieron conectarnos con el continente. El mar de Japón siempre entró en mi campo visual de repente y mi corazón devino muy tocado mientras yo reconocía que hubiese algo en mi corazón que conociese historias tristes ocultas en la historia pasada. Yo debería escuchar su voz y el paisaje alrededor de mi orquestado para manifestar alguna cosa que estuviera allende el tiempo y el espacio. Gente solía vivir aquí y dedicaba su vida a crear un mundo verdaderamente humano para vivir cada cual una vida alegre y vigorosa. Mientras me mudaba al norte de Japón, las montañas parecían muy diferentes y fui llenada con esperanza por nuestro futuro como una vida unificada con la naturaleza debiera ser maravillosa, alegre, llena de aroma cultural y poética. Recordé que desde la niñez deseara crear un mundo humano nuevo donde generaciones nuevas venideras y nuestros hijos viviesen una vida brillando brillantemente llenada con esperanza. Ahora estaba realizando esto, unificada con la naturaleza, y renovando mi vida en una era humana nueva.