KEIKO KOMA net

18 Apr. 2011

 

Viva una vida brillante brillando brillantemente libre de cargas

Desde la niñez, mientras no me gustaba el atuendo japonés tradicional, kimono, cuestioné muchas veces porqué teníamos que vestir atuendo occidental. Aunque no me daba la gana de salir en kimono yo misma, pensé, como japonesa, que el kimono pudiese prevalecer sobre todo Japón, en vez del estilo de atuendo occidental. Era una cosa extraña para mí que la gente aceptase costumbres extranjeras sin cuestionarlas. Recientemente comencé a hacer mis disfraces sola, ya que no encontraba nada atractivo en tiendas en la calle. No tenía que comprar mientras pudiese crear algo bello y ameno. Teñí textiles con mis dibujos jaspeados y pinturas que me hacían sentir vida en el universo, libertad última, velocidad y una sensación ligera con una fuente de energías para lograr cualquier cosa. Devine liberada de los ojos ajenos y pude permanecer fiel a mi identidad propia. Fui feliz y llenada de vigor mientras sentía un aliento de libertad. Recordé que un día había seleccionado un disfraz tradicional para mi actuación que era muy pesado y me hacía extremadamente tensa. No pude mover mi cuello ya que estaba cargada con la pesadez de la historia. Así que tuve que confesar mi error. El otro día encargué un disfraz especial en el estilo de Koguryo antiguo usando un textil que yo había teñido solita. Me lo puse y fui al escenario y me hallé muy ligera y agradable, como si estuviese volando sobre el universo vasto. Quedé asombrada cómo un disfraz podía cambiar mi sensación en escenario. Estos días tuve dificultad encontrando un disfraz apropiado para mi actuación. Ahora estaba contenta que podía diseñar cualquier cosa en mi vida, inventar algo que no existiese de antemano y crear mis propios disfraces de escenario. Imaginé un futuro maravilloso. Siempre quise que mis obras hiciesen parecer más bella y amena a una persona. Reconocí que mientras vivía una vida fiel a mis deseos más profundos, podía vivir una vida vigorosa, lograr cosas maravillosas, contribuir a otra gente. Nada contradecía otras cosas, ni sacrificaba vidas ajenas. Quedé asombrada ante esta naturaleza magnífica de la humanidad y fui motivada a contárselo a gente por todo el mundo. Una era humana completamente nueva ha llegado. Cada persona creará su propia vida y circunstancias circundantes. En el pasquín de los cursos de asesoramiento de Idaki escribí que un mundo nuevo sería abierto por una misma. Ya que una era humana nueva ha llegado, una debería expresar sus deseos más profundos, fiel a la demanda de la vida. En la antigüedad los japoneses solían llamar este estado de mente el encuentro con un dios. Nuestra alma estaba reanimándose y nuestra mente y alma temblaban ante la era presente. Estaba determinada a abrir nuestro futuro.