KEIKO KOMA net

21 Feb. 2011

 

Voz vital

La música improvisada del Sr. Idaki Shin siempre manifestaba la verdad desde que yo me lo topase por primera vez hará unos veinte años. Su sonido alcanzaba directamente hasta el meollo de mi vida y me hacía reconocer claramente la tristeza y las reclamaciones de mi vida originadas desde experiencia dolorosa en el pasado. Lágrimas surgían sin fin desde el poso de mi corazón y mientras dejaba de derramar lágrimas todos los dolores y sensación de pesadez fueron quitados. Así escuchando el piano tocado por él, para mi gran sorpresa, devine liberada de los dolores de mi vida y además, mi condición sanitaria fue muy mejorada. Mientras procuraba expresar esto muchas veces en cada ocasión, hubo más experiencias maravillosas aun que contar. Recientemente reconocí que la expresión de la verdad en música o palabras clara y terriblemente separaría la verdad de lo falso en mi vida. Su música de la verdad cambiaría el mundo entero drásticamente. La vida en la naturaleza y además Ser Grande estaban ejerciendo sus poderes sin costura para que nosotras siguiésemos vivas. La expresión de la verdad aclaró los sentimientos y andamiajes de la conciencia que estaban en contra de la naturaleza humana y los principios de la vida y los transformaba en algo positivo como si una flecha de luz se asimilase con la oscuridad e hiciese brillar por doquier. En el concierto de Mensajes de la Madre Tierra celebrado en Tokio, mientras yo narraba poemas el Sr. Idaki Shin recibiría plenamente influencias negativas desde todos los espectadores y expresaría cosas esenciales ocurriendo en todo el mundo para que seres humanos pudiesen seguir vivos. Creí que cada persona quien experimentase su concierto naturalmente reconocería la naturaleza divina de su actuación mientras una sería purificada tanto en cuerpo como en alma, llenada de amor, y realizaría alegría suprema. Cada vez que yo celebrase su concierto ultramar, cualesquiera diferencias de raza, lenguaje, cultura y religión desaparecían. Cada cual podía recuperar un corazón verdaderamente humano y llegar a comprenderse mutuamente. Esta experiencia de la unidad cardiaca mediante nuestro concierto fue efectivamente el sendero para realizar una paz global. El concierto venidero influiría sobre gente en todo el mundo y expresaría los mensajes llegados desde nuestra era futura para que gente comenzase a emprender acciones nuevas en respuesta a ellos. El sonido de la música podría viajar por el espacio para llevar amor y alegría en vez de miedo o malestar. Amor y alegría harían reconocer a la gente su naturaleza humana y la conduciría a pavimentar un camino nuevo para la paz.