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17 Feb. 2011

 

Desde Reika hasta las Leyendas de Koguryo Redescubiertas

Mientras celebraba una proyección en vídeo de Reika en Kyoto su música y poema tocaron mi corazón especialmente. Una noche fría de invierno tuve la casualidad de celebrar el concierto de los Mensajes de la Madre Tierra en un latifundio viejo frente a la calle de Takakura, que me había recordado un eslabón antiguo e histórico con mi ancestro, y luego llegué a abrir nuestras facilidades en Kyoto. Mientras narraba poemas acerca de Kyoto creados en mi adolescencia cuando visitara con frecuencia la ciudad capital antigua, de repente recordé a mi padre quien hubiera fenecido y no pude resistirme al derrame lagrimoso. Al final de este concierto, imaginé una luz de esperanza en la tierra oscura enterrada profundamente bajo tierra, y reconocí que incluso la luz más pequeña como un ojo de aguja haría que el mundo luego fuese llenado de luz. Atestigüé que la música tocada por el Sr. Idaki Shin hubiese encendido una luz gloriosa sobre la pista rigurosamente cerrada. Aunque no tenía muy buena memoria, tras el concierto decidí celebrar una exposición de mis obras de arte en el mismo lugar. Aparentemente había recibido un mensaje de luz proveniente de un futuro incógnito y seguí un mensaje nacido en el meollo de mi vida. Esto era cómo un mundo atemporal dictaba cosas nuevas. Mientras tanto yo tenía la tendencia a olvidar inmediatamente mis expresiones vitales propias, ya que surgían en cada momento, así que habiendo hecho una reserva de la sala para mi próximo acontecimiento, yo había olvidado completamente esto hasta que uno de mis lacayos me preguntase qué teníamos que anunciar que haríamos en esa sala. Aunque no hubiese pensado acerca de ello hasta el momento, y hubiese olvidado el hecho de haber hecho la reserva, muy naturalmente dije que sin duda organizaríamos mi exposición artística. Luego mientras cada cual comenzaba a prepararse para la exposición, imaginé que debiera celebrar el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas, y espontáneamente nombré una sala de concierto idónea donde nunca había estado, pero que me había sido recomendada muchos años antes. Mi exposición terminó con éxito grande. Así que abrí el Café de la galería de Koma en Yasaka y luego abrí nuestra oficina de Kyoto en la calle de Takakura, la misma calle donde celebrara mi primer acontecimiento en Kyoto. Y para mi gran asombro, en esta oficina de Kyoto llegué a celebrar acontecimientos proyectantes de Reika. Había anticipado que pasaría algo maravilloso. Mi corazón se excitó ante nuestro futuro dramático.