KEIKO KOMA net

13 Dec. 2010

 

Mensaje vital

Mientras me concentraba en escuchar un mensaje vital, de repente fui rodeada por energía vital que celebraba la llegada de una era nueva para todas las cosas vivas en nuestro planeta Madre. Los seres humanos deberían realizar una vida nueva unificada con el resto de la naturaleza y recuperar la luz vital llena de energía dinámica. Agradecí mientras me daba cuenta de esto escuchando el sonido de uno de los mejores pianos acústicos, el Boesendorfer Imperial en nuestra oficina de Kyoto, especialmente tocado por el Sr. Idaki Shin para nuestros granos de café Andrómeda Etiopía y Gomata Suji Kilimanjaro. Mientras comprendíamos que en el proceso del tueste, los granos crudos naturales pudiera absorber mejor la energía maravillosa del sonido del Sr. Idaki Shin, siempre tocábamos un CD de música por el Sr. Idaki Shin mientras lo hacíamos, y los comercializábamos y distribuíamos como medio de nuestra campaña recaudatoria para placar la hambruna en África. El piano tocado esta vez que yo lo escuchara juntamente con los granos de café sería editado en un CD y sería usado para tostar nuestro café en el futuro. Reconocí la unidad de la vida humana con la naturaleza y el espacio circundante. Devine sobremanera vigorosa y estaba viviendo una vida nueva instancia tras instancia. Devine capaz de expresar los mensajes de cosas vivas en la naturaleza. La música tocada por él para granos de café era muy diferente de la música que él tocaba para un auditorio humano. Mientras iba a Macedonia intenté realizar un estado de vida unificado con el mundo tres etapas antes de la gran explosión. Llegué a sentir un sentido nuevo de placer que difería mucho del sentido de alegría en el pasado. El Sr. Idaki Shin me dijo que alegría para una mujer solía ser algo artificialmente fabricado por el hombre. Fue una sorpresa y reconocí que la idea de alegría en el pasado fuera una reacción contra dolores o tristeza y no fuese alegría pura. Luego comencé a pensar sobre el significado de la emoción humana. Luego mientras escuchaba la música para nuestro café, las emociones humanas desaparecieron y fui llenada de energía vital y alegría extrema por el solo hecho de estar viva. Esto fue lo que dijo el Sr. Idaki Shin: un tiempo nuevamente manifestado fue unificado con cada vida en la naturaleza. Esta fue una experiencia nueva de ser verdaderamente creativa sin tener ninguna cosa artificial en nuestro interior. Recordé haber tenido la misma impresión cuando visitara una cueva en Azerbaiján datando a hace treinta y seis mil años.