KEIKO KOMA net

2 Dec. 2010

 

Flores acuáticas

Mis obras de arte de mármol creadas recibiendo rayos solares matutinos parecían flores acuáticas bailando en el aire. Nunca he visto nada tan bello, así que describí su belleza como flores acuáticas imaginarias. Al recordar su belleza, mi corazón se animó. Podían representar un lindo corazón de mujer o sus lágrimas luctuosas que purificaban el corazón propio. Además hice caligrafía sobre papeles con dibujos de mármol. Haciéndolo, concentré mi interior en el vasto universo y sentí una alegría extrema mientras anotaba mi poema con pintura negra. Un viento especial de alma había venido desde una dirección desconocida. Debería conocer almas de gente para construir una nación nueva. Todo lo creado hoy tal como obras de caligrafía y corbatas me hizo reconocer que numerosas almas estuvieran concentrándose aquí para construir una nación nueva juntas con nosotros. Soplada por este viento especial en la terraza del Café de la galería de Koma y por escuchar el sonido de la apertura de una ventana leñosa, reconocí que mi vida no estuviera sola y que me hablaran almas ancestrales. Habían escuchado el mismo sonido en la antigüedad que yo hoy. Llegué a confiar en que más memorias de historias pasadas se reanudarían mientras más gente escuchase este sonido. Nunca había imaginado en el pasado que abriría un Café en Kyoto y serviría a cliente juntamente con mis empleados compañeros. Me asombró el acontecimiento dramático en mi vida. La belleza de flores acuáticas brillaba brillantemente en mi mente, y me mostró que nuestro futuro sería glorioso y tan bello como su plena eclosión.