KEIKO KOMA net

26 Nov. 2010

 

Monte Iwaki

Mientras despertaba por la mañana y abría una ventana de mi cuarto de hotel en Hirosaki, la vista maravillosa del Monte Iwaki entró en mi corazón que me hizo reconocer de un vistazo que con gran dignidad siempre ha compartido toda la tristeza y los dolores de gente viviendo aquí. Recordé que cuando viera el monte por primera vez desde el mismo hotel, para mi gran asombro, sentí que algo en mi palanca fuese accionado y automáticamente comencé a derramar lágrimas sin fin. Este fue el impacto de encontrar a un ser divino. Devine plenamente despierta y todo lo que vi manifestó a un dios. La conciencia de una persona moderna era artificialmente formulada por los andamiajes de la sociedad y devenía ajena a la naturaleza de la vida. El estado de conciencia de tal persona era contrario a Gran Ser. Mientras mi vida tenía potencial infinito nuestra sociedad siempre procuraba hacerme ajustarme a uno de sus andamiajes. Tuve mucha compasión por mi ser influenciado por esta fuerza, a veces tomándola como algo a seguir y restringiendo mis potenciales internos vitales. Veintisiete años han pasado desde que yo comenzara a vivir una vida nueva fiel a mis deseos íntimos y aprendiera las leyes esenciales de la vida. Había imaginado que cada persona debería vivir una vida brillante en armonía con la naturaleza para crear una sociedad verdaderamente pacífica así que tomé la iniciativa para realizar una forma de vida nueva y brillar brillantemente en el meollo de mi vida. Mientras veía el Monte Iwaki hoy, reconocí que siempre ha estado lado a lado con gente y ha recibido plenamente cada cosa que ocurriera en su vida. Fui llenada de tibieza desde el fondo de mi corazón, mientras reconocía que la vida en la naturaleza seguía unificada con nuestra vida para siempre dondequiera que estuviésemos una vez que nos hubiésemos encontrado mutuamente en nuestras vidas. Como yo vivía unificada en vida con la naturaleza, cualquier sensibilidad y tendencia nerviosa que fueran contra la naturaleza también eran purificadas y lavadas. Me sentí muy agradecida. De noche en Hirosaki pude oír el sonido de un chorro puro de agua en mi vida y encontré dentro de mi vida la luz similar a la sideral proveniente del mundo más allá del nuestro. Muchas gracias.