KEIKO KOMA net

20 Oct. 2010

 

En Estambul

Observando el sol magnífico durante mi vuelo a Estambul recordé un mensaje recibido en la tierra de Tracia que una vida unificada con el sol fuese fuerte. El flujo de nubes parecía olas marítimas y me hizo reconocer que la vida humana fuese glorificada por Dioses. Sentí gran agradecimiento por estar viva. Las trazas de nubes hacia el horizonte oscureciente parecían relatar el fin de un mundo de oscuridad ya que estábamos pavimentando un camino para una era nueva de la humanidad. Cada oración sincera pronunciada por seres humanos en el pasado estaba reviviendo y parecía ser absorbida y glorificada por un rayo solar. Este fue el momento cuando las almas de gente que se esmerara por crear una sociedad verdaderamente buena para generaciones venideras se juntaban y se unificaban con mi vida mientras yo escuchaba oraciones incumplidas en la historia humana. Estaban esperando el momento del encuentro especial ya que cada forma viva estaba esperando el amanecer cada mañana. La gente habría debido encarecerse los unos a los otros y aguantar tiempos duros. El color hodierno de un rayo solar reflejado en Madre Tierra me mostró la llegada de un momento de creación. La ciudad de Estambul fue teñida naranja por el ocaso y sentí gran agradecimiento por haber acogido la era nueva de esperanza por el futuro de la humanidad. La ciudad y su gente merodeante también parecían llenados de un aroma desde la antigüedad y su historia larga. Tristeza y remordimiento se estaban transformando en luz. La vida humana conexa con el mundo tres etapas antes de la gran explosión crearía un mundo nuevo y un futuro nuevo.