KEIKO KOMA net

18 Aug. 2010

 

Vida en naturaleza

 

El camino conducente a Kanazawa estuvo lleno de paisajes bellos y energías enormes de Madre Tierra en Japón, árboles y cada cosa viva que me anegó: ningún ser humano podía controlarlos. Recordé que en Etiopía fuésemos golpeados por una tormenta pesada y que todo lo que pude hacer fue rezar por dios y seguir junta con la naturaleza. Reconocí que una conciencia humana arrogante que se considerase igual a dios se equivocara y estuviera disolviéndose en nada ante la naturaleza. Mientras comenzábamos a vivir una vida humana nueva en un mundo nuevo que permitía a cada cosa viva brillar brillantemente, imaginé que el mundo artificial creado por la humanidad, que ha sido sostenido por el sacrificio de numerosas vidas preciosas, estaba destinado a ser descompuesto. Energía nueva emergente de vida estaba disolviendo todo y creando un mundo completamente nuevo. La vida había comenzado a brillar para hacer esto. Reconocí que vivir en este mundo nuevo era el camino para resquebrajar cualesquiera limitaciones y abrir una era nueva basada en principios de vida. Quise continuar colaborando con gente que compartiese el mismo corazón que el mío; unificada en el meollo de vidas para abrir nuestro futuro. Ahora que estábamos aquí en Kanazawa en el distrito Hokuriku animados por su poderosa energía natural, sentí que nuestro deseo sería realizado. Yo seguiría celebrando mis eventos titulados ‘Noche para reconstruir nuestra nación’ y promovería el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas en Kanazawa a celebrarse el dieciséis de septiembre. Cada cosa estaba encaminada hacia su éxito grande y quise que cuanta más gente posible participase en este concierto. Nuestra era nueva sería construida mientras reconociésemos debidamente lo que fuera necesario para abrir nuestro futuro, manifestásemos nuestra naturaleza verdadera, y comenzásemos a vivir una vida brillante. Creí que cualquiera en el pasado desearía la llegada de esta era. Celebré mi acontecimiento conferenciante al día siguiente tras la muerte de mi madre e improvisé un poema narrado sobre la marcha que expresó mi deseo de crear una era nueva para el corazón de gente que vivía en el pasado, presente y futuro. Ahora había llegado la hora y la tristeza de Madre Tierra estaba transformándose en amor de modo que generaciones futuras nacerían en el espacio del amor. Mientras realizase la importancia ingente de este momento de la historia seguiría fiel al mundo tres etapas antes de la gran explosión, expresaría mis deseos más profundos cada día, y seguiría creando un mundo nuevo.