KEIKO KOMA net

21 June 2010

 

En Kanazawa

 

En el santuario de Hakusanhiki
Esta montaña era su dios
Y rendía un gran respeto a las obras de la naturaleza,
Puesto que la vida de cada individuo comenzaba a brillar
Sólo cual la vida de cada criatura era vivaz y brillante.
La vida humana tenía un corazón bonito en su meollo
Y tenía una naturaleza eterna.

En el camino hacia Kanazawa

Montañas parecían brillantes y lucieron azules.
Entonces un mar bello entró en mis ojos.
La marina me hizo añorar un día remoto, antes incluso que mi nacimiento.
Cuando mis ancestros habían arribado aquí desde el mar vasto
Nunca dudaron que algún día regresarían a casa
Y trabajaron duro cada día con esta esperanza en mente.
Mientras yo me paraba en el litoral, pude imaginar su vida y reconocí su tristeza
Cuando tuvieron que enfrentar la realidad: no había modo de volver a casa.
Entonces confiaron su deseo más encarecido a un futuro incógnito:
No en su vida sino en algún momento del futuro.
Muchas generaciones han pasado, y ahora era hora de que cada alma,
Antes dispersa por doquier, despertase y se reuniese aquí de nuevo
Para vivir una vida eterna en este mundo nuevamente manifiesto.
Fuimos acogidos por el mundo de almas.
Muchas gracias.