KEIKO KOMA net

20 May 2010

 

Serie de conferencias en vídeo

 

Me divirtió mucho grabar la serie de conferencias en vídeo para mi sitio de red de Internet, el canal de Keiko Koma. También me divirtió verlas. Mi vida estaba llena de incidentes milagrosos y yo tenía suficientes historias que quería contar a gente en todo el mundo. Aunque fuesen tan numerosas, había comenzado a contarlas poco a poco mediante esta serie de vídeos. Estaba cierta de que esto abriría un camino nuevo ya que quedé muy impresionada viéndolas yo misma. Porque mis historias eran reales, animarían a la gente y darían esperanza para el futuro. Estos días hablaba mucho del concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas a celebrar en Kyoto el 19 y 20 de mayo. Quedé asombrada por cómo fuera guiada a hacer tantas cosas en Kyoto. Creí que mi voluntad personal no pudiera realizar tantas cosas incluyéndose la apertura de la oficina de Idaki en Kyoto. Estaba experimentando esto en mi propia vida. Cuando abrí el café de la galería de Koma en Yasaka, los vientos bajando de la torre de Yasaka me dijeron que reconstruyese nuestro país. Reconocí la presencia del alma del fundador de la dinastía de Koguryo, el rey Tomei y los vientos del Monte Gojo. Estaba claro que yo había sido guiada hasta aquí para reconstruir nuestro país desde Kyoto. Un poema titulado ‘mi querida princesa ¿pudo vuestra merced oír mi voz?’ que solía narrar en el concierto de las Leyendas de Koguryo Redescubiertas era un mensaje recibido desde almas en el templo de Daikakuji. Cada brisa de primavera que hubiera disfrutado en mi adolescencia en el templo de Daikakuji fue revivida en el año dos mil ocho que me hizo visitar allí de nuevo. Este fue un testimonio de mi vida prediciendo mi futuro. Mientras narraba este poema reconocí la presencia de numerosas almas de mis ancestros que construyeran esta capital antigua. Sus almas habían estado enterradas bajo tierra y ahora estaban reviviendo para colaborar con nosotros para abrir el futuro de la humanidad. Ya que habían resucitado, podíamos encontrarnos. Estábamos efectivamente viviendo en una era milagrosa de la historia. Lo que yo decía en mi serie de conferencias en vídeo sería realizado en el futuro.