KEIKO KOMA net

14 Feb. 2010

 

Fe de Koma

 

Platos que usábamos en el Café de la galería de Koma en Yasaka eran especialmente pedidos por mí y pintados con laca tradicional y en dimensiones idóneas. Los llamé Koma-bon y los acabé con mis dibujos de mentizajes usando pan de oro. Intencionadamente dejé parte del trabajo por hacer en Kyoto así que los mandamos entregar medio acabados desde nuestro estudio en Tokio. Y efectivamente me divertí acabándolos tan rápidamente en Kyoto recibiendo atmósfera especial. Como cada plato era diferente pedí a mis empleados poner tazas, palillos, cucharas y platillos de tal manera que estuviesen en armonía con mis dibujos de mentizajes. Además se divirtieron colocándolos cada vez que lo servían, sin mencionar que nuestro cliente parecía muy contento con él. La gente habló mucho acerca de su belleza. Mientras las mesas en nuestro local eran todas hechas de una pieza de madera preciosa, decidí servir nuestros platos combinados de café con tortas de arroz de esta manera usando Koma-bon. Todo aparentaba ser bello. Siempre me divertía dando nombre a mis obras nuevas de arte y haciéndolo con Koma-bon sentí su atmósfera, fragancia y aire y busqué un nombre idóneo. Un día me topé con un libro de cuentos antiguos de Koguryo y leí una historia triste, guardando fe con el sacrificio de la vida propia. Como tenía similar naturaleza, realicé su tristeza profunda y derramé lágrimas. Era efectivamente un tema grande en mi vida, un punto bueno y malo. Luego reconocí una idea nueva de fe fiel a todo. Mientras deseaba mantener en perfectas condiciones la mesa especial, no quería que nuestros clientes se pusieran nerviosos en torno a ella. Lo que quería era permitirles apreciar y disfrutar de nuestra atmósfera especial bella. Preservar algo no tenía energía para avanzar. Cada cual debería sólo disfrutar de nuestro local sin prestarle atención especial. Así que decidí llamar mi plato Koma-bon ya que sonaba a bello y prácticamente servía perfectamente para este propósito. Al mismo tiempo la palabra ‘fe’ en el libro me apeteció mucho y reconocí que esta fuera la idea detrás de mi deseo de expresar y compartir el corazón de Koma en nuestro local y con mucha gente. En algún momento posterior estaba buscando en Internet el clima de estos días en la tierra de Koguryo en China, y además me topé con un sitio de red que decía ser importada de allí la pintura de laca tradicional. Una vez más quedé muy impresionada y sentí agradecimiento a mis ancestros. Debido al gran alegría y maravilla, decidí celebrar este mes una feria de Koma-bon en el Café de la galería de Koma y estaba anticipando recibir a cada cual.