KEIKO KOMA net

29 Marzo 2024

Hoy, casi arrastrados por el fuerte viento, aterrizamos en el aeropuerto de Haneda en medio de una tormenta. Ha pasado un tiempo desde que me subí a un avión desde el aeropuerto de Haneda. A diferencia de los días en que viajaba todos los días como si fuera al trabajo, en estos días viajo principalmente en automóvil y rara vez vuelo, por lo que me sentí fresca y desconcertada. Sin embargo, cuando aterricé en el aeropuerto de Naha, los recuerdos de nuestras actividades en la tierra de Okinawa, por donde pasé muchas veces, volvieron a inundarme, y la vida surgió dentro de mí. El Maestro Idaki Shin dijo que es necesario crear un futuro sin dejar atrás la triste historia del único lugar en Japón donde se llevó a cabo guerra terrestre, y celebró un concierto de 13 horas desde el amanecer hasta el atardecer en la colina Mabuni en 1992 con un órgano Arlen y varios instrumentos musicales. Los lugareños estaban encantados diciendo que el color del mar había cambiado. Mis compañeras voluntarias y yo trabajamos frenéticamente para atraer a la gente, deseando contarle a toda Okinawa algo sobre este concierto. Recuerdo la vez en que dimos la vuelta a toda la isla principal de Okinawa, gritando que íbamos a dar la vuelta mientras hubiera carreteras. La vida es más vibrante cuando podemos trabajar para Japón y el mundo. Cuando aterricé en Okinawa hoy por primera vez en mucho tiempo, los colores nostálgicos del cielo, la vida de las personas y la calidez manifestada en el aire me trajeron de vuelta el corazón como ser humana y me tranquilizaron. Cuando tienen corazón, las seres humanas son seres humanas. Cada vez que vengo a Okinawa, siempre recupero el ánimo y me doy cuenta de que es algo natural seguir viviendo, apreciando el corazón. Estoy sinceramente agradecida de haber tenido la oportunidad de venir a Okinawa en este momento.
Muchas gracias.