KEIKO KOMA net

24 Mayo 2009

La ciudad del castillo de Wandu

Llegamos en Jian y el Sr. Idaki Shin dijo que escalaríamos hasta la cima del monte Wandu para ver la muralla del Koguryo antiguo. Oí que estaba situada en medio de bosques y porque no había carretera quedaba fiel a su estado original de hace mil novecientos años. Obviamente el camino para llegar hasta allí era muy difícil, así que no había imaginado tener la oportunidad durante nuestra visita a Jian esta vez. Tampoco me consideraba físicamente capaz de hacerlo. Nuestro guía, el Sr. Wan, también dijo que sería demasiado difícil para mí. Sin embargo el Sr. Idaki Shin dijo que yo no tenía que preocuparme porque el rey Choju y el rey Kotai seguramente me ayudarían, o si no, daba igual que me olvidara de mis raíces. Si no tomaba esta oportunidad tal vez nunca se me volvería a otorgar otra. Así que me decidí y me acosté más temprano que de costumbre. Por la mañana desperté encontrándome vigorosa y alegre. Mientras caminaba en un bosque me sentí como si conociera el camino muy bien. Horas habían pasado escalando la montaña, pero yo seguía vigorosa, así como había vaticinado el Sr. Idaki Shin. Al mediodía alcanzamos la cima donde la bella muralla antigua parecía haber esperado nuestra visita. Pedí al Sr. Idaki Shin sacar muchas fotos y lo filmé con una cámara de vídeo para poder enseñárselo a mi público en eventos. Debido a su situación, él halló dificultad en encontrar lugar para colocar los bastidores de la cámara. Realmente fue una oportunidad especial. Sentí que la gente que pudiera apreciar la escena con sólo ver vídeo y fotos tenía mucha suerte. Las piedras de la muralla parecían enseñarme la importancia de vivir una vida unificada en el corazón con cada miembro del antiguo reino ya que siempre se les amenazaba con muerte mediante guerras perpetuadas. Aunque construir una gran muralla de fortificación encima de un monte empinado tuvo que ser una tarea muy dura, el ambiente era agradable y amigable, árboles y flores me sonreían y pájaros me hablaban en persona. A lo primero creí que había un extraño dirigiéndose a mí desde detrás cuando oí su voz, pero sólo fue avistado un pájaro. Cuando nos juntamos para sacar una foto de recuerdo, evidentemente nos había saludado a todos desde un árbol cercano. Nuestro guía también dijo que vino a saludarnos. Y el Sr. Idaki Shin dijo que sabía tanto chino como japonés pues los pájaros son especies internacionales. Para mi sorpresa conocí la voz aunque nunca he visto ese tipo de pájaro en mi vida. Su sonido era muy similar a un eco de mi alma que podía ser oído dentro de mi mente. Admiré mi vida que ha heredado ingentes influencias históricas de mis ancestros de Koguryo. Ya que el mundo tres etapas antes de la gran explosión estaba abierta a la tierra, reconocí que lo que llamaba las nuevas leyendas de Koguryo habían comenzado y hoy conmemoré su cumpleaños.