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26 Abl 2009

Febril como fuego

Amé la primavera temprana ya que estaba llena de verde fresco y brillante. Hoy en el espacio de salón de Reika su interior de madera me abrazó templadamente mientras asistíamos a una reunión de poemas. Desde algún tiempo ha comencé a narrar poemas acerca de mis mentizajes ante todos mis cooperantes voluntarios y siempre han predicho el futuro. Cuando los leí en voz alta fui colmada de vigor y podía imaginar mi próxima misión. Compré Manyoshu, recomendado en la conferencia dictada por el Sr. Idaki Shin, una selección de poemas japoneses antiguos, y también los leí en voz alta. He descubierto que cada poema ha tocado el fondo de mi corazón ya que parecían contarme acerca de un pasado remoto asociado con mis ancestros que había intentado recuperar en vano. Reconocí por una historia acerca de Norinaga Motoori que en los tiempos antiguos en Japón no había reglas ya que nadie se atrevía a hacer cosas malas. Los humanos han sido moldeados por tan numerosas reglas y antifaces que el Sr. Idaki Shin estaba a punto de llevárselas todas. Era tiempo de descubrir la riqueza del interior propio conectado con la energía eterna del universo. He imaginado dentro de mi vida una linterna de fuego que siguió ardiendo para cambiar nuestra sociedad. Recordé que comencé a rezar para cambiar el mundo entero desde la edad de diez años. Nada era más alentador que realizar un modo de vida unificado con la energía del universo.