KEIKO KOMA net


12 Abl 2009

Conectados por el espacio

En Kyoto, siempre siento la presencia de mis padres, aunque fenecieron hace muchos años. Mi corazón fue colmado de alegría y templanza y les agradecí. Mientras abría la ventana de mi habitación de hotel tarde por la noche, me sentí como si me quedase en casa, y el río Kamogawa parecía aquél a lo largo del cual mi padre caminara de regreso a nuestra casa. Efectivamente, he estado intentando vender las últimas cien entradas para nuestro concierto en Kagoshima, y recordando historias contadas por el Sr. Idaki Shin sobre el Sr. Takamori Saigo y el Sr. Toshimichi Okubo, dos figuras conductoras de Kagoshima en la era de la restauración de Meiji. Podía imaginar los ojos bellos pero tristes del Sr. Saigo que eran extremadamente gentiles y llenos de profunda consideración hacia todos. Comprendí cómo vivió su vida veraz a su gente y dedicó su vida a realizar una sociedad pacífica. Su vida demostró una espiritualidad japonesa bella, y ha representado a muchas almas de muchos japoneses grandes que lucharon arriesgando sus vidas para proteger maravillosas tradiciones japonesas. Luego reconocí un significado histórico importante de nuestro concierto en Kagoshima; resucitaríamos la espiritualidad maravillosa de aquellos guerreros heroicos que lucharon y murieron por nuestra nación. Comencé a sentir la presencia de muchos cooperantes voluntarios que parecían haber sentido lo que acabo de reconocer. Luego por la noche, recibí un aviso con buenas noticias: uno por uno, pero seguidamente, las restantes entradas se vendían. En nuestras actividades de Idaki no hay jerarquía entre nosotros, así que cada cual es igual y una puede libremente expresar su voluntad y opinión sin oprimir la mente propia y nadie da órdenes a otros. Aun así, tal y como atestigüé hoy, estábamos conectados por el corazón, indiferentes a nuestra ubicación, y tan pronto alguien descubría algo muy importante para el éxito de nuestro proyecto mutuo, todos los demás eran influenciados positivamente y comenzaban a moverse en la misma dirección. La auténtica expresión del interior propio era siempre la llave para abrir nuestro futuro. El reino de la libertad en nuestra alma y la espiritualidad eran la base de nuestras actividades y demostraban un modelo nuevo de relación humana.