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7 Abl 2009

Hacía frío en Kyoto, sin embargo sentí templanza en mi corazón. 

Frescas hojas verdes fueron lavadas por agua pura de manantial y colores rosados de flores de cerezo fueron vistos acá y acullá a lo largo de la ribera. Fue efectivamente el paisaje de la primavera temprana en Kyoto. Mientras me aproximaba a Yasaka, dramáticamente la torre de Yasaka se dejó ver y la directora de un programa de FM al que me asocié anoche ya estaba en mi exposición de galería. Ella quedó muy impresionada  por una foto en blanco y negro del monte Gojo, tomada por el Sr. Idaki Shin,  diciendo que su graduación fina y exquisita la hacía imaginar muchas historias. También dijo junta con su elenco que solía disfrutar de beber el café de Andrómeda Etiopía que yo le presentaba aunque no bebiera café. Le serví otra taza de café y efectivamente disfruté de hablar con ella como si nos conociéramos durante mucho tiempo. Oí decir que un monje con más de cien años de antigüedad visitara mi exposición deseando verme y dijera a mi elenco que mejor abriésemos una galería permanente en Yasaka. Creí que el encontrar a gente y hablarle personalmente hubiese sido el comienzo de todo y que realmente me gustase hacerlo. En la entrada de la torre de Yasaka había una inscripción rezando que esta torre fuera inaugurada por el emperador Shotoku Taishi quien estuviera muy bien asociado con Koguryo. Aunque aun hiciera frío en Kyoto rodeada de una atmósfera vetusta y brisas de Koguryo realicé la llegada de la primavera verdadera para la historia humana y pude oír las voces de numerosas almas que han estado esperando este momento para venir, generación tras generación.