KEIKO KOMA net


3 Abl 2009

Pasar un día encontrándome con gente

Mi día comenzó mediante un encuentro con el embajador de Tanzania en Japón. La embajada estaba situada en una zona residencial, y siempre caía en una tienda acogedora de pastas caseras para comprar un regalo para él y sus colegas. Empero, su turno de servició en Japón casi concluía y volvería a Tanzania muy pronto. He creado para él una obra de arte mentizaje especial, funda para pasaporte y tarjetas de visita ya que supe que tornaban a todos muy felices, adónde que fuera en el mundo. Cuando se los enseñé parecía más que feliz, se puso el medallón de mentizaje y dijo conservarlo para siempre ya que invitaría mucha felicidad. Me alegró también. Entonces podíamos disfrutar efectivamente de conversación íntima acerca de muchos temas y nos quedamos largo rato. La embajada de Tanzania solía animarme enormemente sólo con entrar al edificio ya que su atmósfera representaba a la naturaleza dinámica, tal como el monte Kilimanjaro, y el parque natural del safari, donde animales silvestres vivían libremente sobre la madre tierra. Podía olvidar la mayor parte de mis preocupaciones diarias y devenir vigorosa. Agradecía el poder mantener con él una relación estupenda durante muchos años. Y mutuamente con cercioramos que nuestra amistad seguiría tras su regreso a Tanzania. Para mi gran alegría hemos empezado a importar granos de café cultivados en su aldea nativa al pie del monte Kilimanjaro y nos enorgullecíamos de su aroma estupendo y natural lleno de energía. Encomió nuestro negocio como modelo para constructores de puentes comerciales creando nuevos mercados independientes de un sistema de valoración mundial en manos de pocos. Aunque el precio de una taza de café haya estado subiendo, el de los granos ha seguido bajo, y el nivel de vida del agricultor no ha mejorado nunca. Aunque el volumen de ventas fuera aun modesto, llegué a confiar en un gran éxito a la larga, y sentí orgullo por nuestro principio que era la unión de corazones. Estaba resuelta a seguir promocionando nuestro café equilibradamente en Japón. Por la noche, fui a la festividad del año nuevo iraní y cené en la residencia del embajador. Originalmente había proyectado ir a Kyoto para terminar la instalación de mi exposición de galería, empero, el Sr. Idaki Shin me sugirió dar prioridad a la aceptación de la invitación. Se me dijo que mis empleados voluntarios han colaborado para hacer una exposición maravillosa. Hallé muy preciosa la oportunidad ya que reconocí que podíamos conseguir muchas metas colaborando. En la cena, también conocí al embajador del Líbano, y me propuso cenar juntos dentro de un mes. Esta fue otra coincidencia maravillosa ya que estaba a punto de finalizar nuestro plan para participar en el festival de Tiro en Líbano en julio. Una persona me habló en inglés y quedó muy sorprendido de descubrir que yo fuera japonesa. Dijo que yo no tenía ningún rasgo japonés. Por coincidencia él solía vivir en Moscú y me prometió presentarme a sus colegar allí cuando regresara para dar un concierto. Una vez que emprendiéramos acciones por la paz todo comenzó a moverse a favor nuestro.