KEIKO KOMA net


29 Jan 2009

Santuario

Tras regresar de Fukuoka y Osaka, experimenté el concierto de improvisación pianística de Idaki Shin celebrado ayer noche en Tokio. Sentí haber estado ausente durante mucho tiempo aunque sólo era un viaje corto para dar mi conferencia. Todo me parecía renovado y estaba motivada para realizar mis deseos más profundos más rápido que nunca. Siempre he sido rodeada de una atmósfera agradable y una ráfaga de viento me dijo que era hora de reconstruir nuestro país. En el concierto un mensaje desde el Sr. Idaki Shin me hizo reconocer la magnificencia de cada instancia que tenía gran potencial para abrir el futuro de nuestro planeta. Tanto cuanto una fuese controlada por el tiempo, no habría esperanza de efectuar un cambio drástico; empero, una podía despertar en el mundo tres etapas antes de la gran explosión dentro de una instancia y sobrepasar el andamiaje de pasado presente y futuro. Nuestro mundo tenía un potencial mucho más rico de lo que una pudiera imaginarse. Una instancia trascendería todo. El Sr. Idaki Shin dijo que muchos santuarios del mundo están situados en las cimas de montañas ya que el flujo del tiempo devenía físicamente más lento en las alturas y el estado ordinario de la conciencia de la gente podía ser alterado mediante la ascensión hacia arriba. Comprendí que lo que llamaba el espacio de Idaki  era idéntico a crear espacio sagrado en cualquier lugar. He experimentado muchas veces el poder terminar mis obras dentro de un espacio increíblemente corto de tiempo en mi lugar rodeada de fotos sacadas por el Sr. Idaki Shin y su música. Podía ver que una instancia era contenedora de todo e infinidad. Muchos destellos maravillosos de ideas entraron en mi mente de repente, todos los cuales era indispensables para abrir el futuro de la humanidad. En el centro del cohete siempre podía imaginar mi mentizaje encima del Monte Gojo sólo mediante una sentada delante de su caligrafía de Koma con los ojos cerrados. Mi casa era otro santuario de espacio de Idaki, un panel de fotos del Monte Gojo y cedros libaneses eran gloriosos y vientos santos soplaban doquier. Quería compartir este bello espacio de Idaki con todos en tierra.